La pérdida de identidad y sentido genera pánico

Conexión Interior-Ps. Francisco Carmona - A podcast by Francisco Carmona Romero

Cuando la vida nos invita a dejar lo que hemos considerado el sentido de la vida, inevitablemente aparece el pánico, como la fuerza que nos va impedir atender ese llamado. En lo profundo, no se logra visualizarse viviendo diferente a lo que se ha experimentado y vivido hasta el momento en el que aparecen los nuevos llamados. Cuando veo a un ser angustiado, incluyéndome a mi mismo, veo a alguien luchando, oponiéndose al fluir de la vida. He ido aprendiendo que el sufrimiento encuentra su origen y alimento en la resistencia que ponemos a lo inevitable, a lo que tiene que suceder. El Papá Pablo VI, conto, en una ocasión la historia del pensador ruso Berdiaef.  Un día, “Berdiaef visitó uno de los más famosos monasterios ortodoxos, construidos, según la vieja tradición, con un bellísimo claustro central sobre el que se abrían, todas iguales, las puertas de las celdas de los monjes. Todas iguales, distinguidas únicamente por el nombre de un santo diferente sobre el dintel. Berdiaef había sido recibido la tarde anterior con la exquisita delicadeza de los monjes orientales que le trataban como uno más entre ellos y le conducían a la celda monacal en la que debía vivir, como un compañero, mientras permaneciera en el monasterio. Cuando llegó la noche, el silencio descendió sobre el monasterio, Cada monje ingresó en su celda y la paz se hizo dueña de claustros y pasillos. Era una noche cerradísima. Ni la luna brillaba en el cielo. Y Berdiaef sentía caliente su corazón; pensaba que un equilibrio así no se conocía en este mundo. Y como no lograba dormirse, decidió pasear un rato por el claustro, cuya belleza tanto le había impresionado. Ahora estaba envuelto en tinieblas, pero la serenidad respiraba en él como un gigantesco corazón. Se sintió lleno y feliz. Y perdió la cuenta de las vueltas dadas por el ancho recinto. Cuando al fin se sintió dominado por el sueño, descubrió el problema con el que tenía que enfrentarse, era imposible distinguir la puerta de su celda, siendo como eran todas idénticas. En la noche cerrada era completamente imposible distinguir los nombres de los santos que las diferenciaban. Y no sabía dónde podrían estar las llaves de la luz. ¿Tendría que despertar a unos de los monjes? Su caridad se lo impedía. Y sólo tenía la solución de continuar dando vueltas y vueltas al claustro hasta que la mañana llegase. Entonces, sí; la salida del sol le dio luz suficiente para distinguir su puerta de las demás” El pánico es la expresión de que estamos dando vueltas en la oscuridad porque no encontramos la celda de nuestra alma, la forma de recogernos a nosotros mismos, de abrazar lo que somos y de vivir conectados con nuestra alma, el lugar de nuestro descanso. No hay nada que agote más que vivir fuera de nuestra alma o, luchar con nuestro destino. Cuando perdemos de vista lo que somos y nos conectamos con lo que no somos, la vida se pone cuesta arriba y el pánico nos avisa de lo que está ocurriendo.  Hace pocos días, conocí a un hombre profundamente angustiado. Llevaba varios días sin poder dormir. No sabía que hacer, ni qué decisiones tomar. Estaba profundamente confundido y con la sensación permanente de qué algo malo iba a suceder. En realidad, este hombre tiene un hermano menor con una dificultad cognitiva leve, sus padres habían descargado en este hombre la responsabilidad de cuidar a su hermano. Atendiendo el llamado de sus padres, este hombre nunca se había apartado de su casa y trabajaba desde hacía muchos años al lado de su padre. La vida le había puesto en la encrucijada de aceptar un nuevo empleo y dar le a su vida un rumbo diferente, el nuevo trabajo le exige viajar ya ahora no puede seguir cuidando de su hermano y tiene que distanciarse de sus padres.

Visit the podcast's native language site