Las cosas tienen el significado que les he dado
Conexión Interior-Ps. Francisco Carmona - A podcast by Francisco Carmona Romero

Categories:
Cada día voy aprendiendo que las cosas tienen el significado que les he dado. Encuentro personas que sufren por cosas diferentes por las que puedo llegar a sufrir. En las relaciones de pareja, cada pareja valora de manera diferente las situaciones que vive. Algunos se ofenden por cosas por las que nunca me ofendería y, lo mismo, le sucede a ellos. ¿Dónde está entonces, el significado de las cosas? La respuesta parece muy simple: en el interior de cada uno. Para una mujer el silencio de su esposo puede parecerle ofensivo; para el hombre, en cambio, es la expresión de su recogimiento interior. Para un hombre la mujer puede ser pasiva y, sin embargo para ella, la cosa es diferente: se toma tiempo para decidir qué es lo mejor, lo conveniente Los significados que le atribuyo a las cosas representan nuestros apegos. Dice un autor: “un apego es una obsesión, una aparente necesidad, un deseo lleno de incertidumbre. Es justo decir que un apego siempre guarda ocultamente la idea del miedo. El miedo es el promotor de cada apego en nuestra vida y nos hemos acostumbrado a vivir de esa manera. Esta costumbre nos limita la vida”. Cuando a cada cosa le estoy atribuyendo un significado y una función que no les pertenece; en realidad, estoy expresando mi deseo de tener algo que no está presente, estoy colmando una ausencia. Cuando hacemos el ejercicio de decirnos a nosotros mismos: las cosas que veo no significan nada. Llega un momento donde empezamos a justificar el significado que tienen para nosotros y, d inmediato, aparece ante nuestra conciencia el dato de cuán apegados estamos a las cosas. Por ejemplo, puedo decir: la oración no significa nada. Llegará un momento donde aparecerán las razones que me mueven a orar. Si mi respuesta es: sin la oración no me siento vivo. Esa respuesta me dirá qué clase de apego tengo a la oración y qué lugar y a quién representa en mi vida. Sin lugar a dudas, estará representando a alguien a quien perdí y cuya ausencia me hace experimentar el vacío en la vida. La verdad es ésta: hay personas que nunca hacen oración y siguen vivas. No es la oración en sí misma sino mi apego a ella, la que la hace importante para mí. Cuando aplicamos el ejercicio a personas y situaciones comprendemos que hemos puesto nuestra felicidad en las manos de todos, menos en las nuestras. En la maestría del amor hay dos bellas enseñanzas que vale la pena tener presentes hoy. La primera nos dice: “quizás estés pensando: "Pero ¿Y si no estoy con la mujer o con el hombre adecuado?". Sin duda, esta es una pregunta muy importante. Por supuesto, hay que escoger al hombre adecuado o a la mujer adecuada. ¿Y quién es el hombre adecuado o la mujer adecuada? Alguien que quiere ir en la misma dirección que tú, alguien que es compatible con tus opiniones y con tus valores emocionales, físicos, económicos y espirituales”. Y la segunda: “si tomas tu felicidad y la pones en manos de alguien, más tarde o más temprano, la romperá. Si le das tu felicidad a otra persona, siempre podrá llevársela con ella. Y como la felicidad sólo puede provenir de tu interior y es resultado de tu amor, sólo tú eres responsable de tu propia felicidad. Jamás podemos responsabilizar a otra persona de nuestra propia felicidad”. Con lo anterior, Miguel Ruiz nos recuerda una verdad esencial: el amor está dentro de nosotros y la felicidad es nuestra responsabilidad. Cuando ponemos esto fuera; en realidad, nos estamos extrañando a nosotros mismos. Es decir, perdimos contacto con nuestro ser profundo....