Los pensamientos no significan nada

Conexión Interior-Ps. Francisco Carmona - A podcast by Francisco Carmona Romero

Hay dos tipos de pensamientos: los que atormentan y quitan las paz y los que aportan al desarrollo personal y bienestar de la comunidad. En la reflexión de hoy nos centraremos en los primeros. A veces, dejamos entrar en nuestra mente pensamientos que nos roban la paz, nos desconcentran, nos impiden estar presentes en el trabajo y en las relaciones, nos impiden ser creativos y, en algunas ocasiones, nos roban hasta el propio valor, hieren nuestra autoestima y nos hacen creer que no vale la pena estar vivos. Estos pensamientos se conocen como las creencias autolimitantes. Existen pensamientos que nos aprisionan, nos impiden el conocimiento de nosotros mismos, de Dios y de la Unidad. Dice el salmista: “Señor, ábreme los ojos y pueda contemplar lo que Tú por amor has hecho. Ayúdame a comprender que siempre has estado conmigo, nunca me has abandonado y que mi corazón se abra a tu amor y proclame día y noche tu bondad y misericordia” Jesús le reprocha a sus discípulos la dureza que hay en su corazón y la incapacidad de comprender la profundidad de los designados de Dios. Para ellos, es incomprensible, por ejemplo, que Dios invite al ser humano a hacer todos sus mejores esfuerzos por conservar una relación de pareja antes que desistir ante los obstáculos. Su manera de pensar, que también es la nuestra, se basa en la creencia: “si no funciona, se desecha”. Dice Bert Hellinger: “muchas veces ponemos en nuestra pareja  las mismas expectativas que ponemos en Dios, expectativas que muchos de nosotros siendo niños tenemos en nuestra madre. ¡Pobre pareja! Y también puedo decir: ¡pobre Dios!. Si, muchas veces, queriendo separarnos de nuestra pareja; en realidad, queremos separarnos de nuestra madre. Sin lugar a dudas, he encontrado que nuestras quejas sobre Dios, son quejas orientadas a nuestra madre: No nos cuida, no nos protege, no nos da libertad, etc. Las expectativas no nos conducen a ningún lado, carecen de fundamento en la realidad. Aferrarnos a ellas nos desvían del objetivo de nuestra existencia: ser nosotros mismos y vivir en comunión con Dios. Cuando nos negamos a reconocer lo quiméricas que son las expectativas terminamos convirtiéndolas en creencias; es decir, nos aferramos de tal modo a ellas que, nos resulta imposible creer que podamos vivir de otra manera. Dice un autor: “cuando me identifico con mis expectativas, pensamientos y creencias no tengo otra oportunidad en la vida que convertirme en su esclavo”. Dice un maestro: “mientras mantengamos nuestras creencias, los pensamientos seguirán ocurriendo todo el tiempo. Mientras las escondamos no podremos cambiarlas. Podemos ocultar las creencias sobre nosotros mismos y crear todo tipo de cortinas de humo para engañarnos y pensar que no tengo ninguna responsabilidad ante lo que nos sucede. Sin embargo, cuando reconozco que soy el hacedor de las creencias, encuentro el camino hacia la libertad; es decir, tengo el poder de cambiarlas”.  En la espiritualidad actual se recomienda tener presente lo siguiente: “no soy los pensamientos; solo soy el que tiene los pensamientos. Si no soy el pensamiento entonces, nada de lo que pienso tiene valor en sí mismo. El pensamiento solo tiene el valor que el pensador le otorgó. Cuando acepto que soy el creador del pensamiento también descubro que en mí reside el poder para cambiar los pensamientos. El que tiene la capacidad de pensar algo también tiene el poder para cambiar lo que piensa”....

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