Mi mente está absorbida por cosas del pasado, por creencias que ella creó

Conexión Interior-Ps. Francisco Carmona - A podcast by Francisco Carmona Romero

La mente puedo albergar dos tipos de pensamiento: los que tienen su origen en el Ego y los que provienen de Dios. Hoy, dedicaré la reflexión a los pensamientos que tienen su origen en el Ego que sólo mira al dolor y al error del pasado para asegurarse el poder en la dirección de nuestra vida Esta semana estaba conversando con uno de mis estudiantes, me hizo el siguiente comentario: “pensé que usted era mi amigo, lleva varios días ignorándome y dándole prioridad a otras personas, he sentido mucha rabia, dolor y deseos de marcharme. Finalmente, me dije: soy un estudiante y él es el maestro, me trata cómo un estudiante”. Lo escuché con atención. Después de un momento, dice: “comparto estas cosas porque sé que estoy albergando en mi corazón pensamientos que sólo existen en mi”. De inmediato pensé: ¿cuántas veces he reclamado, juzgado y culpado a otros por cosas que sólo existen en mi mente? Recordé la expresión: “cuando vivo una experiencia sustentada en una creencia genero una emoción y esa emoción resuena en el campo cuántico atrayendo a mi vida lo que corresponde con la emoción. Cuando no soy consciente de la emoción que albergo, las cosas se repiten una y otra vez”. Con mi estudiante nos dimos a la tarea de trabajar la emoción que estaba albergando. Nos dimos cuenta de lo siguiente: la abuela paterna había tenido que enfrentar, desde muy joven, una realidad que resultaba dolorosa: su esposo tenía otros hijos fuera del matrimonio. Consecuencia de lo anterior, la abuela repetía: “los hijos de mis hijas mis nietos serán, los hijos de mis hijos en duda estarán”. Con esta expresión la abuela legitimaba sus hijos ante su esposo, se defendía del dolor y descalificaba los hijos del esposo que habían nacido fuera del matrimonio.  La psicología sistémica familiar de Bert Hellinger enseña: el sistema familiar mira hacia el número completo y no tolera la exclusión. Cuando un miembro de la familia es excluido a consecuencia de un comportamiento inadecuado entonces, el sistema toma otro miembro que lo represente hasta que el excluido sea honrado. La abuela atribuye al alcohol la infidelidad de la abuelo. De esta manera, introduce un error en la historia. Solo algunos alcohólicos son infieles. Lo anterior, genera una dinámica de lealtad y expiación. El hijo mayor toma el alcoholismo, según la historia familiar el responsable de todo el drama que se vive, para representar al padre y darle un lugar en el sistema familiar. Cuando el hijo mayor se casa y tiene hijos, la abuela repite: “los hijos de mis hijas mis nietos serán y los hijos de mis hijos en duda estarán”. Lo anterior, genera ira en la esposa y una tristeza profunda en el hijo mayor de la familia. Cada vez que va donde la abuela se siente tratado de forma diferente a sus primos. El niño siente que el trato que recibe es la consecuencia de tener un padre alcohólico. Empieza a sentir tristeza y a afirmarse en ella basado en la creencia: si tuviera un papá diferente tendría atención y amor”. Cada vez que el niño, el joven y el adulto no recibe atención se conecta con la tristeza y se reafirma en la creencia: “si tuviera un papá diferente sería digno de amor y atención”. La tristeza aumenta. A medida que se reafirma en la creencia: “si tuviera un padre diferente, que no fuera alcohólico, sería aceptado por los demás y tendría amor y reconocimiento”, la tristeza crece y se arraiga como si fuera parte de nuestro ser. Cuando la mente está absorbida por los pensamientos del pasado no puede captar el presente y, en consecuencia, no encuentra el camino para el amor, la tranquilidad y la plenitud. Mientras estamos en el pasado, permanecemos ciegos ante la vida, creemos que lo único que existe es, lo que alberga nuestra mente. La vida se convierte en una repetición de la emoción que albergamos. Así es como llegamos a convencernos de que no hay felicidad, ni paz y, mucho menos amor para nosotros...

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