Mirar limpiamente las cosas

Conexión Interior-Ps. Francisco Carmona - A podcast by Francisco Carmona Romero

En una ocasión fui a dar un taller a un grupo de mujeres. Durante todo el día vi a una mujer comportarse de manera extraña. Cuando terminamos, la coordinadora se me acercó y me comentó lo siguiente: la Sra. X estaba muy nerviosa porque ella decía que si la mirabas a los ojos ibas a descubrir algo en ella. Esta mujer creía saber todo de mí y pensaba que yo podía saber todo de ella. En ese momento, me pregunté: ¿cómo habría transcurrido la jornada para esa mujer si, mirara con ojos limpios lo que estaba sucediendo? Hoy, aprovecho la oportunidad para cuestionarme a mí mismo el número de veces que he me he puesto frente a los demás como si yo supiera ¿cómo van a actuar?, ¿qué va a suceder?, ¿cuál va a ser el final del encuentro con ellos?. En ocasiones, podemos intuir pero la gran mayoría de las veces, nos equivocamos. Dice un autor: “todos tenemos la creencia de entender a las personas, a las cosas o a las situaciones”. En más de una ocasión, he escuchado la siguiente expresión: “¡cómo si no lo conociera! De esta forma, perdemos la mirada limpia y nos volvemos esclavos de nuestras creencias y nos perdemos la capacidad de encontrarnos auténticamente con el otro. Muchas personas actúan desde suposiciones. Cuando lo hacen rompen la comunicación y alteran, sin lugar a dudas, el ánimo del otro. Miguel Ruiz, autor del libro los cuatro acuerdos, dice: “ten el coraje de hacer preguntas y expresar lo que realmente quieres. Comunícate con los demás tan claramente como sea posible para evitar malos entendidos, tristeza y drama”. Una pregunta puede evitarnos conflictos innecesarios. También una aceptación tranquila de la respuesta, favorece. No hay nada que agote más la relación que estar compartiendo con alguien que cree saber todo acerca del otro. Cuando actuamos desde el prejuicio perdemos la limpieza de la mirada y comenzamos a trabajar para que las cosas se ajusten a lo que, en nuestro pensamiento, definimos que son.  Una mente despejada de todas las asociaciones del pasado nos ayuda a ver las cosas como son y a comprender que sabemos poco de ellas. Las cosas cuando son acogidas como sin juicios ni prejuicios, nos permiten saborear la novedad de la vida. Lo esencial permanece oculto ante la mirada de quien cree saber. La verdad se manifiesta a quien tiene una mirada limpia. Una mente que evita los juicios entra en comunión con la inteligencia creadora. Jesús le manifiesta a sus discípulos cuál será el destino final de su vida. Pedro, se adelanta y empieza a juzgar: “nada de lo que dices Jesús puede llegar a ocurrir” entonces, Jesús lo reprende porque ha dejado de mirar limpiamente la vida y la manifestación de Dios. Lo que podemos saber de las cosas resultan insuficiente ante el destino propio y de los demás seres que nos rodean. El mucho saber harta el alma y la contemplación, la llena de dulzura. El sabio se despoja de todo saber, de toda creencia sobre las cosas, y así aprende la esencia de la vida; en cambio, el necio se aferra a su ignorancia, a la creencia sobre su su saber. Dice un autor: “la mirada limpia es aquella que ve el conjunto de la cosas de la realidad y se asombra, porque es inteligente y mira con paciencia. La mirada limpia comprende, analiza, hace síntesis de lo que ve y no la arrebata el juicio. Es una mirada atenta a su alrededor, fresca, no está ensimismada en su mundo. Es una mirada que acepta la realidad, que busca ahondar en su misterio. Una mirada limpia no juzga a los demás por sus errores, los comprende porque sabe de los suyos”.  Danos Señor, una mirada limpia.  Pacho Carmona

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