Regresa al seno de tu familia
Conexión Interior-Ps. Francisco Carmona - A podcast by Francisco Carmona Romero

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El Endemoniado de Gerasa, Marcos 5,1-20 es uno de los textos del evangelio que siempre me han cautivado. La riqueza descriptiva y y la profundidad con la que muestra el drama que vive el ser humano es grande. El origen del conflicto que azota el alma del joven “a quien nadie puede controlar, vive errante día y noche da fuertes gritos que espantan a los demás” está en los vínculos familiares. La familia puede ser el lugar donde nos sanemos, desarrollemos y potenciemos o, puede ser, también, un lugar que enferma y destruye a sus miembros. Todos tenemos la idea romántica de la familia como el lugar donde los individuos están protegidos y amados. Ignorar que existen familias “´tóxicas”, para utilizar un término reciente, es un engaño. La familia es una de las formas como el ser humano organiza su vida social. La vida familiar genera aprendizajes, hábitos y, especialmente, dinámicas que inciden en la salud o, enfermedad mental. Según sus dinámicas las familias pueden ser agresivas, violentas, apáticas, felices, solidarias, alegres, etc. Cada dinámica familiar exige de sus miembros: lealtad, compensación, expiación o, sacrificio. Sólo cuando uno de sus miembros logra la individuación entiende que la única lealtad posible está en relación con seguir el propio destino y, las demás dinámicas, caen por su propio peso; por no permitir ser. Afirmar que una familia es disfuncional, es aferrarse a la creencia de que sólo existe un único y exclusivo modo de ser familia. No es así. Recordemos que las experiencias de los padres influyen enormemente en la dinámica familiar. Las buenas experiencias de los padres potencian el desarrollo de los demás miembros de la familia; en cambio, lo que ha resultado doloroso para los padres, cuando no se ha mirado con amor, también resulta doloroso para los hijos. Tengamos presente que nos relacionamos con el otro desde lo que llevamos en nuestro interior. Si en nuestro interior hay confianza sobre esa base nos relacionaremos; si hay desconfianza también las relaciones nos generarán desconfianza. Las familias rígidas, apegadas a la moral, que juzgan duramente a sus miembros y a través de la crítica los intenta controlar, evidencia, según Fritz Perl, la incapacidad para permitir a sus miembros vivenciar sus necesidades, reconocer sus impulsos y lograr la autorregulación organísmica, la que permite vivir en armonía consigo mismo. Una familia aferrada a la moral y a códigos estrictos de conducta, que excluye a los miembros que considera apartados de la norma, del deber-ser autoimpuesto, muestra su gran temor a que los miembros puedan ser ellos mismos y seguir su destino. No hay una fuerza que paralice más a una familia que el temor de perder los hijos o, que les suceda algo malo. Cuando esto último se presenta se evidencia que, en la familia de origen de los padres, hubo una gran pérdida que fue ignorada o, un suceso que fue silenciado. Por ejemplo, un abuso, un acto ilegal o una infidelidad con graves consecuencias para la armonía del sistema, etc. La psicología sistémica actual “mira de qué manera se relacionan los miembros de una familia a través de las generaciones y si cada uno ocupa el lugar que le corresponde. ¿Hay respeto al orden?, ¿la pareja tiene un lugar y se le da la prioridad?, ¿los padres son vistos como mayores? ¿y los abuelos honrados y respetados como los mayores de los padres?, ¿la relación de pareja se vive en igualdad?, ¿nos colocamos delante de los hijos como los mayores?” (Peter Bourquin). El psicoanálisis muestra que el desorden mental de un individuo obedece a un desorden al interior de la familia. Jesús no estudió con ningún discípulo de Freud pero logró advertir: lo que pasaba en el interior del joven, al que todos llamaban endemoniado, estaba relacionado con su familia. ..