Se arrodilló y les besó los pies

Conexión Interior-Ps. Francisco Carmona - A podcast by Francisco Carmona Romero

Grita el profeta Isaías: “¡Qué hermosos son los pies del mensajero que anuncia la Paz!”. Los protagonistas del conflicto en Sudán pidieron al Papa Francisco ser testigo de la firma de la Paz. Antes de llevar a cabo tal acto, se había dispuesto tres días de retiro. Cuando el Papa Francisco entra en el recinto donde están los tres principales representantes del conflicto en Sudán, se arrodilla delante de cada uno y les besa los pies. Un gesto que pide con humildad: “no se aparten del camino que lleva a la Paz y a la Reconciliación”. El camino del rencor, del ataque y de la venganza es, sin lugar a dudas, el camino más fácil de emprender. Basta un solo acto que se considere como una ofensa grave para encender la llama del conflicto, de la enemistad y de la guerra. El corazón puesto en manos del Ego, para que sea él quien lo dirija, no necesita esforzarse mucho para iniciar el conflicto. El ego es el que convierte al hermano en enemigo. La voz del Ego clama justicia donde nunca ha existido la injusticia, ni la humillación, ni el rechazo. El conflicto y la Paz comienzan en el mismo lugar: en el corazón. El conflicto nace de un corazón dividido por el rencor y el deseo de venganza; en cambio, la Paz nace de un corazón dispuesto a perdonar y a superar todo lo que crea división y dolor; en otras palabras, el egoísmo. El profeta Ezequiel anuncia el final del pecado como proyecto de vida del ser humano y la promesa de perdón de  Dios que hace hijos suyos a los pecadores y los convierte en su pueblo, en  la comunidad que Él guía. “Recogeré a los hijos de Israel de entre las naciones adonde han ido, los reuniré de todas partes para llevarlos a su tierra. Los convertiré en una sola nación, en mi tierra, en los montes de Israel. No volverán a dividirse porque tendrán un solo gobernante. No volverán a contaminarse con sus ídolos, con sus acciones detestables y con todas sus transgresiones. Los liberaré de los grillos que los encadenan y de los pecados cometidos. No volverán a los lugares donde pecaron. Los purificaré; ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios”. Dios asegura su presencia a través del perdón. Sin perdón no podemos decir que llevamos a Dios en nuestro corazón y que las obras que realizamos son suyas y, menos aun, que Él las inspira. Para alcanzar el perdón es necesario transformar nuestra mente y pasar de dejar de poner en manos del Ego nuestros pensamientos a ponerlos en el Espíritu Santo, en Cristo. Sólo ellos son capaces de reconciliar, de superar lo que divide y de transformar el corazón. Mientras sigamos aferrados al sistema de pensamiento que da origen al sufrimiento, al ataque y al rencor nada podremos hacer para que las cosas sean diferentes. Los pensamientos son los que alimentan las emociones y éstas son las que generan las resonancia en el campo cuántico. No se trata de cambiar la experiencia sino de verla con ojos diferentes, con una mente diferente, con un pensamiento corregido. En la última semana me han visitado personas con una depresión muy severa. Alguna de ellas, llegó al consultorio acompañada de sus padres y una enfermera. Después de conversar con ellas y descubrir que que habían aferrado a un pensamiento que suscitaba en ellas desvalorización, abandono y humillación  y en cuánto se introdujo una corrección en la forma de percibir lo que se había vivido, la depresión comenzó a ceder su lugar a una emoción diferente y, en consecuencia, a una actitud ante la vida más amorosa, comprensiva y alegre. Dice Buda: “si uno queda atrapado en una idea creyendo que es cierta pierde la oportunidad de conocer la verdad”.

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