¿Sirven de algo mis esfuerzos?
Conexión Interior-Ps. Francisco Carmona - A podcast by Francisco Carmona Romero

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Hace algunos días, vino a verme un amigo. El recuerdo que tengo de este hombre es, alcanza lo que se propone. En una ocasión, una empresa caza talentos lo había invitado a participar de una prueba de selección y los resultados mostraban a un líder orientado al logro con una capacidad innata de ejercer influencia sobre los demás para motivarlos a alcanzar las metas. La confianza que se tenía era tal que, muchas veces, los demás llegaban a ver en él a un hombre narcisista, orgulloso y vanidoso. Ahora, estaba frente a mí un hombre pausado, desanimado, dubitativo y sin la fuerza del entusiasmo que transmitía antes. Estaba profundamente conmovido porque ahora se había hecho una evaluación de competencias y, por ningún lado, asomaba el menor rasgo del liderazgo que lo había caracterizado antes. Nos sentamos a conversar, acompañados de un café, después de un rato, le hice la pregunta: ¿qué paso contigo que hoy no muestras la magia y el encanto de quien le hacía pensar demás que cualquier cosa se podía lograr? ¿Qué había pasado con el ser carismático e inspirador?. Bajo la mirada y, después de un rato de silencio, contestó: “hace años, me contrataron para que desarrollara un proyecto en una empresa, llegué con todas las referencias y expectativas del caso, todo funcionó a la perfección durante tres años. Un día, llamé la atención de una de las asistentes de la gerencia porque se había ausentado del trabajo sin permiso. Fue llorando donde el gerente, no sé que le dijo, solo sé que este vino y me dijo: “te crees mucho y no vales nada, eres una mierda, no servís para nada, te largas!” Esas palabras entraron directo a mi alma y, desde entonces, siempre me hago la siguiente pregunta: ¿para qué sirven mis esfuerzos?. Después de despedirme de mi amigo, me quedé en el Mall donde tengo el consultorio, recordé las palabras del Salmo 89: “nuestros años se acabaron como un suspiro. Aunque uno viva setenta años, y el más robusto hasta ochenta, la mayor parte son fatiga inútil, porque pasan aprisa y vuelan”. Mientras meditaba estas palabras vino a mí el siguiente pensamiento: la energía del alma, la que la mueve y anima, tiene dos movimientos: la ida y el retorno. Cuando el alma ha hecho un esfuerzo grande por alcanzar una meta, sueño, deseo, entre otras. La energía del retorno es la fatiga, el sinsentido y, en algunas ocasiones, el miedo y el pánico. La energía de ida es la que pone en movimiento al alma y la dirige hacia la meta y la energía del retorno es el reposo. De inmediato, llegaron un montón de imágenes y de recuerdos propios y de otros cargados de expresiones como: “todo lo que hago por el bienestar de la pareja y todo sigue igual”, “hice mis mejores esfuerzos por mis hijos y nada resultó”, “tantos esfuerzos por cambiar la sociedad y todo sigue igual”. Durante un tiempo, me daba ánimos a mí mismo diciendo: “El Señor es el dueño del campo y yo su servidor, hago lo que puedo y el Señor hará el resto. De mí depende la siembra y del Señor, la cosecha”. Personalmente, me ayuda a liberarme de tensiones innecesarias. Hoy, quiero abordar la pregunta: ¿de qué sirve tanto esfuerzo, tanta fatiga? Desde otra perspectiva. He conocido personas que, a pesar de tanto resultado adverso, de tantas dificultades y, por qué no decirlo: de tanta oposición, resistencia y desprecio mantienen el ánimo firme, conservan la Paz y, lo más importante, su alma se mantiene intacta y cuando algo les sacude, se levantan y continúan con la misma fuerza, algunas veces, mas motivados. Cuando veo a estos seres, parecen titanes sin serlo, me preguntó: ¿qué sostiene su vida? ¿Cuales son las columnas sobre las que se apoyan para vivir con la fuerza interior con la que viven? Sin el ánimo de juzgar, dice José Luis Martín Descalzo: “el 95% de las personas viven sin preguntarse cuáles son las columnas que sostienen su vida. El otro 5% ya lo olvidaron porque se dejaron arrastrar por la cotidianidad”......