Superar la conciencia de dualidad
Conexión Interior-Ps. Francisco Carmona - A podcast by Francisco Carmona Romero

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La consciencia dual es la que nos atrapa en el pasado. Hace algunos días, iba en un taxi, el conductor, con mucha espontaneidad dice: “el mundo es una dualidad, parece que hay extremos, está el bien y el mal, la alegría y la tristeza, la salud y la enfermedad”. Continuó diciendo: “en un mundo así, es muy difícil saber de que lado estar”. Según él, la dualidad nos hace creer que si somos buenos entonces, tendremos cosas buenas y, si somos malos, cosas malas. Termina su discurso diciendo: las cosas son cada vez más difíciles porque veo que los malos van mejor que los que trabajamos con esfuerzo y dedicación. Sin saberlo, el taxista me dio un clase de espiritualidad y de psicología profunda. Jung, el psiquiatra suizo, puso en evidencia que, “todas las personas tenemos vivencias diferentes. La diferencia entre una y otra persona radica en la forma cómo cada uno asume lo que ha vivido. Lo que vivimos, necesariamente, no nos determina, según la psicología junguiana. Podemos liberarnos del dolor que determinadas experiencias entrañaban cuando en lugar de encerrarnos en nosotros mismos nos ponemos en contacto con los arquetipos. Éstos contienen “las pautas generales en las que canalizamos u organizamos las experiencias de la vida”. Los arquetipos obedecen a patrones universales. Nuestro desarrollo personal es importante en la superación y liberación del pasado. Jung define el principio de los opuestos como una de las dinámicas del desarrollo del ser auténtico. Según este principio: “cada deseo sugiere su opuesto, y es esta oposición lo que genera la libido del psiquismo”. Mientras estamos luchando contra todo lo opuesto, nuestro psiquismo está en conflicto. La integración es la que trae la paz y armonía. Un psiquismo saludable es el que logra integrar los opuestos y realizar el potencial que cada uno aporta para el crecimiento integral. Otro de los principios de la psicología junguiana es el de equivalencia. Según este principio: “la energía generada de la oposición se debe distribuir equitativamente, al tener un deseo bueno, emerge uno malo con la misma cantidad de energía que busca la realización del deseo, si me sobrepongo a la energía para realizar el deseo malo y cumplo el bueno, hay un aumento de la calidad del funcionamiento psíquico, sin embargo si cumplo el bueno y niego el malo se crea un complejo en la sombra; si negamos nuestra parte mala y creemos que todo el tiempo somos buenos, nuestra otra parte de consolidará en un complejo alrededor de la sombra, y este complejo nos atormentará de alguna manera”. En la conversación que sostienen Eva y la serpiente está mediando la consciencia de separación y dualidad. La serpiente le dice a Eva: ¿Es cierto que Dios les dijo que no coman de ningún árbol del jardín? Y la mujer le respondió: podemos comer los frutos de los árboles del jardín. Pero Dios nos dijo “No deben comer frutos del árbol que está en medio del jardín, ni siquiera tocarlo porque si lo hacen morirán”. Entonces la serpiente le dijo a la mujer: con seguridad no morirán. Incluso Dios sabe que cuando ustedes coman de ese árbol, comprenderán todo mejor; serán como Dios porque podrán diferenciar entre el bien y el mal. La serpiente se presenta cómo la consciencia superior. Lo que no se explica es que esa consciencia rompe la unidad entre el Creador y la Criatura. Desde entonces, Dios es visto como enemigo del progreso humano y el ser humano se dice a sí mismo: ¡no necesito a Dios para vivir! La consciencia de separación introduce en la historia humana el pecado y como consecuencia de éste, la muerte. Este error trae un gran dolor y enojo en la humanidad. El rechazo a Dios es la expresión visible de la consciencia de separación y de la creación de la dualidad en el mundo.