También tú, ¿quisieras despeñar o, defenestrar a alguien?
Conexión Interior-Ps. Francisco Carmona - A podcast by Francisco Carmona Romero

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Hoy, quiero iniciar la reflexión citando una situación que se presenta en la sinagoga de Nazareth, ciudad natal de Jesús. Él, entra en la sinagoga, el día de oración, lee la Escritura y la explica. Después de escuchar sus comentarios. Sus conciudadanos reaccionan: “lo empujan con violencia fuera del templo, lo llevan hacia un barranco con la intención de tirarlo abajo para matarlo”. El texto describe una verdad colectiva: “escuchar la verdad engendra odio”. He visto, por ejemplo, padres guardar rencor hacia sus hijos porque fueron los únicos que se han atrevido a decirles en la cara lo que están haciendo y cómo su actitud deteriora la vida familiar. Parece extraño, pero el camino más corto siempre es la humildad. La verdad por más dolorosa que sea siempre se impone. La vida se encarga de encontrar el momento oportuno para desenmascar lo que no corresponde al orden personal y familiar. ¿Qué sucedió para que se diera esta reacción? La reacción de animadversión hacia Jesús la suscita dos cosas. La primera, según el texto: Jesús se proclama como un hombre guiado por el Espíritu Santo. De esta relación íntima con Dios, nace su proyecto de vida: hacer de su existencia el vino que traiga alegría, en nombre de Dios, a los corazones rotos, necesitados de perdón, de reencuentro consigo mismos. La segunda es, negarse a actuar en favor de su clan. No hace ningún milagro allí Según un estudioso de lo temas bíblicos: “en el antiguo Israel, la gran familia, o clan, o la comunidad, era la base de la convivencia social. La protección de la familia y de las personas era la garantía para poseer la tierra, el vehículo principal de la tradición y la defensa de la identidad de la gente. Era un modo concreto de encarnar el amor de Dios en el amor del prójimo. Defender el clan, la comunidad, era lo mismo que defender la Alianza con Dios”. Esta conciencia aún está presente entre nosotros. Dice Bert Hellinger: “cada tragedia familiar descansa sobre una transgresión a las leyes que rigen el sistema familiar”. ¿Cuáles son esas reglas? La primera es, todo miembro hace parte de la familia. Todo sistema familiar está movida por la fuerza de conservación. Es decir, por una conciencia que busca preservar la integridad de la familia. Cuando alguien pone en peligro la integridad de la familia; de inmediato, se genera una fuerza que “defenestra”, para utilizar la expresión de un amigo, a las partes que amenazaron la armonía de la familia. Cuando en una familia hay un conflicto, las dos partes que intervienen son apartadas. Una parte por sanción del sistema y, la otra, por la autoconciencia del reproche. Esta separación tiene que solucionarse y no puede convertirse en exclusión. La fuerza de conservación luchará por reintegrar la excluido de muchas formas. Un actor importante en el restablecimiento del equilibrio es el que se opone. Siempre aparece. El papel de este miembro de la familia consiste en revelar el síntoma de la familia. Por ejemplo: