Trevor, el pato más solitario del mundo, murió por una furia de perros
Conexión Interior-Ps. Francisco Carmona - A podcast by Francisco Carmona Romero

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En el periódico del 30 de enero 2019 apareció la siguiente noticia: “Trévor, el único pato en el pequeño estado insular de Niue y probablemente el pato más solitario del mundo, murió este fin de semana, según un comunicado publicado en la página de Facebook de Trévor, según lo informó AFP. La isla de Niue se encuentra a 2.400 kilómetros al noreste de Nueva Zelanda, alberga a 1.600 personas, y aproximadamente 9.000 turistas la visitan anualmente. Allí vivía Trévor en honor al presidente del Parlamento de Nueva Zelanda, Trévor Mallard, y quien se instaló en un charco junto a la carretera. Trévor se hizo famoso después de que el editor del New Zealand Herald llegó a la isla y conoció su historia. Un poblador le dijo mientras le explicaba el camino hacia algún lado "gire a la derecha donde está el pato". Trévor era el único pato en la isla y ahora la isla está de luto”. Trévor es el símbolo de la persona que ha decidido aislarse, vivir rodeado de sus emociones y convertirse en la señal de giro para muchas personas. En los cuentos de los hermanos Grimm, uno de los significados de los perros es, el mundo emocional turbulento, ese mundo que no logramos comunicar a los demás por temor a ser juzgados e incomprendidos o, simplemente porque las respuestas de los otros alimentarían nuestro sentimiento de inadecuación que llevamos por dentro. Hace pocos días, en un trabajo individual, una persona habló del sufrimiento que llevaba en su alma por sentirse sumamente extraña. Cuando hablamos de lo que había en su alma que la hacia sentir diferente a los demás, me contó lo siguiente: “cuando tenía cinco años, estaba en la casa, jugando con mis juguetes, de repente sentí que me podía morir. Me dijo: que se había sentido muy rara, culpable y se llenó de miedo al descubrir que no sólo ella se podía morir sino también sus padres. Desde ese momento, me aterraba la soledad, sentía una angustia inmensa sino veía a mis padres, en las noches me despertaba gritando y me pasaba a la cama de mis papás. Siempre me han llevado donde psicólogos y psiquiatras porque mis padres nunca han sabido qué hacer. Cuando esta mujer levantó la mirada del suelo y se encontró con mi rostro vio en él una sonrisa. Me dijo: ¿pasa algo? No, le contesté. Le dije: ¿qué necesitas en este momento? Me contestó: un abrazo! Me levanté de la silla, le pregunté si podía darle el abrazo, me dio permiso, le di el abrazo del padre. Segundos después, me dijo: me siento rara. Cuando le pregunte: ¿qué te hace sentir rara? Me contestó: No sé! Es como si acabara de descubrir que no hay nada malo en haber sentido angustia por descubrir que me iba a morir y que lo mismo iba a suceder con mis padres. Le dije: así es, no hay nada malo en sentir que nos vamos a morir, ese fue tu gran descubrimiento existencial a los cinco años. Ví, como su rostro se transformo. Le conté como un día, iba conduciendo el carro y llevaba en la silla de atrás a Luciana. De un momento a otro, ella llorando me dice: “¡papi, no quiero que te mueras!”. Le dije: “hija, todo lo que nace muere. Comenzamos a morir, el día que dejamos de vivir”. Ella se tranquilizó. En teología aprendí, referente al sacerdocio, que existe el “estado de gracia”; es decir, que el Espíritu Santo asiste al sacerdote en su función para que guíe correctamente a sus fieles hacia la salvación de su alma. Sin autorización eclesiástica, lo extiendo a todos los campos de la vida. Cuando me olvido de mí y me entregó a lo que estoy haciendo, siento que una fuerza es capaz de darme sabiduría para hablar y actuar. Jocosamente le digo a la gente: “ahora es cuando me pongo en modo brujo”.....