Una presión indebida

Conexión Interior-Ps. Francisco Carmona - A podcast by Francisco Carmona Romero

Con frecuencia escuchó lo siguiente: “mi papá era un hombre violento y un día, llegué a la casa y le dije, sin consultar con mi mamá, papá te vas de la casa y no vuelves más”. “Me voy de la casa porque no aguanto la relación entre mi papá y mi mamá. Como mi mamá prefiere a mí papá o, su esposo me voy. Espero que el día que me necesite no salga corriendo a buscarme”. “Mis hijos se fueron de la casa porque volví con el papá de ellos y no les gusto”. “Desde que tengo una nueva pareja mis hijos no salen de la alcoba, no les gusta ver a ese señor, no lo soportan, he llegado a pensar seriamente que me equivoqué al reorganizar mi vida, estoy pensando en separarme, por Dios, primero están mis hijos”. “No entiendo como esa mujer se va con ese tipo y deja, así nomás, a los hijos, por un desgraciado y vividor”. Podría pasarme el año entero citando expresiones semejantes a las anteriores. La razón por la que tocó hoy este tema obedece al gran número de veces que las escuchó semanalmente. Podemos alcanzar una mayor claridad sobre este tema si nos disponemos a aceptar que la vida es maestra y nosotros sus humildes discípulos. A veces no es fácil, pero es una actitud necesaria si queremos salir de los laberintos en los que se encuentra el alma cuando el Yo se opone y resiste a la acción del espíritu. Los grandes estudiosos del universo han llegado, de una u otra forma, a la siguiente conclusión: el universo en su totalidad es un organismo viviente, un gran sistema y, por esa razón, la vida que es su partícula fundamental se expresa y desarrolla a través de una organización comunitaria. Lo anterior, me indica que una fuerza que no vemos, como dicen Hawkings, dirige todas las cosas para que tomen u ocupen el lugar que les corresponde dentro de esa estructura u organización. Esa fuerza, la podemos denominar, ORDEN. Donde hay conflicto es porque hay DESORDEN; es decir, uno o varios elementos no están en el lugar que les corresponde. Un autor señala: “las primeras manifestaciones de vida unicelular comenzaron a evolucionar cuando se combinaron con otras, generando la vida multicelular. Luego, el proceso se hizo más complejo. Basta señalar cómo se genera una nueva vida humana: la fusión de dos elementos diferentes crean un tercero que comienza a reproducir células y a multiplicarse hasta completar el nuevo cuerpo”. San Pablo, lo enseña de la siguiente forma: “todos los miembros del cuerpo son diferentes y todos están al servicio de la UNIDAD del mismo”. Cuando cada miembro del cuerpo cumple la función que le corresponde podemos decir que el  cuerpo está sano. La física cuántica vanguardista ha hecho un aporte increíble: “las partes de un sistema en el espacio y en el tiempo están conectados por los efectos de la no-locación o no- separatividad”. Lo anterior es conocido como la paradoja de Einstein-Podolsky-Rosen o desigualdad de Bell. Esa teoría sostiene: “dos fotones de luz emitidos desde el mismo átomo mantienen una interconexión tal que lo que ocurre en uno se refleja instantáneamente en el otro, no importa cuan separados estén”. De esta forma, podemos decir que, en nuestras relaciones de pareja tendemos a reproducir lo fundamental de nuestro sistema de origen. De esta forma, si respetamos el orden buscaremos reproducir el orden; si, lo que domino fue el caos, esa será nuestra meta. Un hijo que se cree con derecho a decir a sus padres: “quiero que en pareja se comporten de esta forma porque es la mejor para ustedes” toma un lugar que no le corresponde, abandona su lugar y, en consecuencia, atrae para su vida lo que rechaza.  Constantemente veo en consulta que el usurpador del sistema termina viviendo y sufriendo lo que rechazó de sus padres. En algunas ocasiones, con un dolor inmenso. Por ejemplo, el hijo le dice a sus padres: si no hacen como digo me voy. Cuando establezca pareja encontrará una que todo el tiempo la va a chantajear y la va a someter a la tiranía del constante abandono......

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