Vivir abiertos al Espíritu o, encerrados en nuestra locura
Conexión Interior-Ps. Francisco Carmona - A podcast by Francisco Carmona Romero

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Dos cosas resultan especialmente desafiantes para la vida cotidiana del ser humano. La primera es, vivir con la consciencia de la propia vulnerabilidad; es decir, aceptar nuestro dolor profundo y comprometernos con su transformación y nuestro desarrollo personal. La segunda, vivir en consonancia con el Espíritu de Dios y dejarnos guiar por Él en la realización de nuestro destino. En una reflexión anterior, hablaba del joven que quiere demandar a sus padres por no haberle consultado si deseaba o, no nacer. Una de sus expresiones más impactante es: “amó a mis padres, fueron egoístas al tenerme y traerme al mundo y luego obligarme a seguir una carrera es equivalente a secuestro y esclavitud”. Hace algunos meses, conocí a unos padres desesperados porque su hijo les gritaba que no lo debían haber traído al mundo, que lo tenían secuestrado y no podía obligarlo a estudiar e ir a trabajar. Les exigía que le dieran dos millones de pesos mensuales para sus gastos y los chantajeaba con quitarse la vida o, destruir la casa. De hecho, la administración del conjunto donde viven y los vecinos se habían quejado repetidas veces de los disturbios que el joven hacía. Nunca me dejó de llamar la atención que, la madre cada vez que contaba la historia sonreía, como si se tratara de la picardía o aventura de un niño pequeño. La madre era la primera en insistir que se le diera el dinero para evitar conflictos y para que el joven se calmara. Además, la madre se dedica todo el día a limpiar los escupitajos que el joven lanza contra las paredes de la casa y a limpiarle el cuarto y todo lo que el joven exige. Cuando vi por primera vez a éstos padres estaban cansados, enfermos y con deseos de separarse. El día que se tocó el tema de exigirle al joven tomar la vida en serio, los padres dejaron de ir a consulta. Supe después, que estaban dedicados a la escucha de los mensajes de maestros ascendidos y otros ejercicios espirituales de carácter esotérico. El temor a hacer frente al ejercicio de la autoridad y la responsabilidad de padres de guiar y acompañar al joven a convertirse en adulto encuentra una solución fácil en las teorías que dicen: “tengo un hijo especial, iluminado, cristal, índigo”, etc. Lo que más llama la atención es ver a éstos padres de rodillas delante de los hijos suplicándole, “por favor, no hagas estas cosas, mira que los vecinos se van a quejar y vamos a quedar como un zapato”. La tesis de estos jóvenes es: “no les debo nada a mis padres, ni siquiera respeto y obediencia, mis padres deben hacerse cargo porque cuando me engendraron estaban pensando en su placer y no en el mío” En algunas ocasiones, les han dicho: “te mandamos de paseo, esta bien te vamos a comprar el carro, la moto, el juguete que deseas”, entre otras. Cada día cobra mayor vigencia la tesis de la educación fallida. En la terapia familiar sistémica fenomenológica de Bert Hellinger se hace referencia al concepto de campo. Es decir, el lugar desde el que viene la información cuando se esta haciendo el trabajo terapéutico. Cuando se consulta el campo se encuentra: el sentimiento de deuda. Esta generación ha creado la siguiente consciencia: los que fueron padres ayer están en deuda con sus hijos. Los padres de hoy están dando a los hijos lo que no recibieron de sus padres. Los hijos de hoy están reclamando el pago de la deuda. Los padres de mañana no existirán porque “no quieren contribuir al calentamiento y sobrepoblación del planeta”....